Los bienes culturales son una de las víctimas más vulnerables de los conflictos armados. Las cuestiones humanitarias, como el rescate de personas, el suministro de recursos, etc., son mucho más prioritarias durante las operaciones militares que la conservación de diversos edificios: bibliotecas, archivos, galerías, museos, edificios históricos y religiosos, yacimientos arqueológicos, colecciones, etc. Es inútil negar la prioridad de la labor humanitaria, pero también es necesario insistir en la importancia de proteger, preservar y mitigar los daños causados a los bienes culturales durante los conflictos armados y después de ellos.